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Escocia, tu corazón es libre

Dicen que William Wallace solía decir que si “tu corazón es libre, ten valor para hacerle caso”. Wallace es uno de los soldados escoceses más recordados de la historia, al dirigir a su país contra la ocupación inglesa del rey Eduardo I de Inglaterra en las Guerras de la Independencia de Escocia. Unas Guerras que hoy no podrían venir más a cuento. Los escoceses se han mantenido fieles al ideario de Wallace y mañana tendrán el valor de hacerle caso a su corazón y luchar por aquello que llevan años demandando: libertad, su libertad.

Los escoceses están hartos de los más de 300 años que les llevan dictando qué es lo que tiene que hacer. Los poderosos argumentan que Escocia sería un país demasiado pequeño e insignificante como para poder desafiar el poder global del capital. Pero los escoceses podrían entonces rememorar la Batalla de Bannockburn. Una batalla en la que un puñado de orgullosos escoceses plantaron cara a más de 9000 ingleses y ganaron. Y volverán a ganar, porque su historia es una historia de lucha en la que Inglaterra siempre les ha retenido contra su voluntad y les ha tenido a merced de sus intereses.

La elección es muy sencilla. Escocia no quiere continuar dentro de un Estado anticuado y reaccionario. Escocia quiere ser una nación fuerte e independiente. Una Escocia independiente, capaz de tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores, porque para bien o para mal serán ellos los que se equivoquen y no a los que se fuerce a cometer un error.

Escocia es moralmente independiente, con una cultura y unas costumbres totalmente autónomas del resto de la islas británicas. Los escoceses tienen una historia, lengua, literatura, tradiciones y celebraciones propias que únicamente se unen a las británicas en un punto: en la cantidad de batallas en las que se han enfrentado. ¿Qué tiene de fuerte este vínculo?

De lo que no se dan cuenta es que consumidos por su odio a la versión escocesa del nacionalismo no ven las implicaciones debilitantes de su propio nacionalismo británico. Escocia está atrapada y supeditada a un Estado que ni comprende, ni les tiene en cuenta. Mañana es la hora en que Escocia deje libre a su corazón.